martes, 16 de noviembre de 2010

Nuestro colchón ha comenzado a criar historias.
Historias de mañanas locas, de pereza y colillas. De migas de tostadas en las sábanas y de sueños.  De lecturas de teatro, de almohadas con olor a tu pelo. Historias de lo que éramos y no seremos; de lo que seremos y no fuimos. De noches borrosas, de risas exaltadas, de risas apagadas, de silencios, de besos, de sexo…
A veces, me despierto sobresaltada y estoy sola, en nuestro colchón, que es solo mío.

lunes, 15 de noviembre de 2010

Entonces dijo A., “yo, de lo que sé, sé”, mientras escogía unos pendientes en un centro comercial. A. y yo caminamos y vamos pensando a cada momento en decálogos, manifiestos, decálogos en general, aquí nada hay que concretar, mientras atravesamos la arteria principal de un mercadillo de verano, cuyo suelo adoquinado se mueve. Vamos en busca de unos zuecos. No encontramos zuecos, en ninguna parte hay zuecos. Ya cuando, por la mañana, les preguntamos a las suecas de la organización lo siguiente: “aquí
son típicos los zuecos, ¿no?”, contestaron que sí, pero se miraron como diciendo “es como ir a España y comprar unos zapatos de flamenco”. Pateamos todas la zapaterías de Suecia, sospecho que en todas se reían de nosotras, de A. y de mí. Pero es que queríamos salir esa noche, luego, más tarde, por las calles de Suecia con esos zuecos, triturar el mundo calzadas con zuecos, unos zuecos bonitos, altos, de suela de
madera cocida y piel de serpiente, por ejemplo, unos zuecos hechos con los
restos de unas botas de cow-boy, por decir algo, y regalarles unos
a M,a E. a L, por qué no, que son tías felices, como nosotras.

Ya me lo advirtió A: “El zueco, dijo con desdén,  “ese zapato de madera que intentó triunfar en los noventa, creo” (como yo con mis clases de guitarra ).

lunes, 11 de octubre de 2010

me he perdido.


Una vez, hablando de asuntos varios, me dijiste que, queramos o no, siempre que escribimos, nos decimos, “qué pensaría de esto Nabokov, o Borges, o Cervantes o Baudelaire, etc, etc”, y yo siempre añado, “ y Antonio Vega”.
"Si lo hacemos, tonto mío, hagámoslo como es debido "


sábado, 2 de octubre de 2010

Donde escapábamos en horas de clase también se veía el mejor atardecer del mundo, parecía que la ciudad era un poco más peligrosa, y como tal, más atractiva.
Donde jugábamos a las cartas  merendábamos como desearía cualquier madre, mientras hacíamos cosas que nunca sabrán nuestras madres.

Donde una vez hicimos cola para comprar un mítico y reconocido perrito caliente, rezando un rosario imaginario para que llegara nuestro turno antes de la hora del cierre para llevar algo en el estómago antes de un botellón, también se ensuciaron los bancos contiguos de cascaras de pipas frente a las miradas de desaprobación de los transeúntes.
Donde tomábamos el café del mediodía bebíamos la cerveza más fría y barata por la noche.
Donde el mar es más peligroso pasábamos los mejores día del verano.
Donde aún quedamos todos los días, también nos encontramos por casualidad y terminamos brindando en algún bar en el que después de tres o cuatro años de fidelidad todavía nos piden el dni al entrar.

Esta es mi ciudad, la que al volver siempre tiene algo nuevo, y siempre le falta algo viejo.

martes, 31 de agosto de 2010

Last Year (último año)

Vivíamos dentro de un interior de rayos luminosos y sombras tétricas, habíamos construido un ecosistema de risas escandalosas y susurros. Habíamos compartido lágrimas, nos habíamos abrazado como náufragos y nos habíamos convertido en hermanas siamesas. Habíamos escrito nuestros destinos en la carne de las otras y la carne no miente. Ni perdona. Esa carne fue nuestro horóscopo. Yo, hechizada por los enigmas del alma de ellas, las escribía de día, pero nunca llegué a saberlo absolutamente todo de ellas. Lo que sí llegué a saber es que para ellas amar era lo mismo que morir. Nevaba sobre Madrid 

domingo, 22 de agosto de 2010


La mejor de las drogas consiste en dejar pasar las horas dulces sentada en tu terraza sin querer que el cerebro las convierta en ninguna clase de duda, de juicio o de pensamiento.


Sin tedio, sin más.